Millones de personas están pasando por momentos de debilidad. Entre los síntomas físicos se incluyen el aumento de la frecuencia cardíaca, mareos, dificultad para respirar, temblores o estremecimientos, y opresión en el pecho. Entre los síntomas psicológicos encontramos la sensación de impotencia, el pánico intenso y el miedo. Se llama atiquifobia, pero la mayoría de las personas lo conocen como “miedo al fracaso”.

En muchos aspectos, tener miedo es instintivo. Evitamos el peligro de forma natural, algo que los científicos llaman tendencia a la seguridad. Este mecanismo de defensa del cerebro y del cuerpo nos mantiene vivos y nos impide entrar o permanecer en situaciones peligrosas.

Como en el mundo moderno actual hay menos peligros físicos, nuestros cerebros tratan de protegernos de cosas como la vergüenza y el fracaso. Nuestra tolerancia al dolor y al malestar, incluso en el plano emocional, es tan baja que la mayoría de nosotros preferimos la anulación de todos los riesgos a optar por una alternativa que produzca un mejor resultado general. Sin embargo, ir sobre seguro es más peligroso de lo que crees. Para prosperar en la compleja economía digital actual, no solo tenemos que tolerar el fracaso, sino aceptarlo.  

La necesidad de fracasar

Google, una de las empresas más exitosas de la historia, se propuso descubrir los ingredientes fundamentales de los equipos con más éxito. El estudio, denominado Proyecto Aristóteles, se llevó a cabo durante varios años e implicó la participación de miles de personas. ¿Qué descubrieron? El rasgo principal que compartían los mejores equipos era la seguridad psicológica:

“En un equipo con un alto grado de seguridad psicológica, los integrantes se sienten seguros con sus compañeros de equipo. Sienten la seguridad de que ningún integrante del equipo les pondrá en evidencia y que no recibirán castigos por admitir un error, plantear una pregunta o proponer una idea nueva”.

Evidentemente hay una relación entre la innovación y la aceptación de los fracasos. En una era de modificaciones y cambios sin precedentes como la nuestra, las empresas que no asumen riesgos desparecerán en la obsolescencia, o peor aún, en la quiebra. Es fundamental para la supervivencia de una empresa que asumir riesgos forme parte de su ADN y cultura. La historia moderna está plagada de monstruos corporativos que se extinguieron por falta de innovación y asunción de riesgos.

Algunas de las mentes más brillantes del mundo no solo han tolerado el fracaso, sino que además lo han fomentado.

  • “Aquí el fracaso es una opción. Si nada fracasa, es que no estás innovando lo suficiente”. - Elon Musk
  • “Está bien celebrar el éxito, pero es más importante prestar atención a las lecciones que nos enseña el fracaso”. - Bill Gates
  • “Tienes que estar dispuesto a actuar. Tienes que estar dispuesto a caerte y quemarte, a fracasar, o no llegarás muy lejos”. - Steve Jobs.

 

El poder de la mente

Babe Ruth es uno de los jugadores de béisbol más famosos de todos los tiempos, idolatrado por millones de personas de todo el mundo. Incluso aquellos que no siguen el béisbol te pueden decir que batió el récord de home runs. ¿Pero sabías que también batió el récord de strikeouts?

“Se supone que el bateador tiene que defender la base, golpear la bola bien, como en el cricket”, escribió el biógrafo Robert Creamer en su libro “Babe: The Legend Comes to Life”.

“En el caso de Ruth, no obstante, el strikeout solo fue un revés momentáneo y melodramático. Disminuyó la importancia de proteger la base, así como la importancia del sacrificio y el robo”. Su estilo de juego era lo nunca visto en béisbol hasta el momento. En un instante, cambió radicalmente la forma de jugar hasta la fecha.

"Cada golpe me lleva más cerca de conseguir el siguiente home run", comentó Babe Ruth una vez. Para Babe, el fracaso era la herramienta para alcanzar el éxito.

“Hasta que no se normalice la idea de aprender y se considere el fracaso como algo positivo, la gente no cambiará”, afirma Charlene Li, analista principal de Altimeter, un empresa de Prophet. Sin embargo, para aceptar el fracaso e integrarlo en el tejido del equipo, es necesario un cambio de mentalidad. La gente tiene que ver el fracaso como una ventaja competitiva y no como una serie de reveses. En su libro “Mindset”, Carol Dweck identificó dos formas de pensar: fija y de crecimiento:

  Mentalidad fija Mentalidad de crecimiento
Base La inteligencia es estática La inteligencia se puede desarrollar
Dificultades Evita los retos Acepta los retos
Obstáculos Tira la toalla fácilmente Persevera ante los reveses
Esfuerzo Ve el esfuerzo como inútil o malo Ve el esfuerzo como el camino hacia la maestría
Críticas Ignora las críticas útiles Aprende de las críticas
Éxito de los demás Se siente amenazado por su éxito Aprende de su éxito y se inspira en él

(Tabla basada en un gráfico de Nigel Holmes)

Una mentalidad fija inhibe el crecimiento y el aprendizaje, mientras que la mentalidad de crecimiento te puede ayudar a ver el fracaso de forma positiva y utilizarlo para tomar impulso.

Cómo superar el miedo al fracaso y cultivar una mentalidad de crecimiento en tu organización

1. Considera que todo es una oportunidad para aprender

Celebra los fracasos como oportunidades para aprender. Al finalizar cada proyecto, reúnete con el equipo para ver qué aspectos aprendidos se pueden aplicar al próximo proyecto. Invita a todo el mundo a compartir qué ha hecho y, lo más importante, lo que no ha salido bien. Si la gente se muestra reacia a hablar, empieza con estrategias que vas a probar y mejorar la próxima vez.

Como director o responsable de un equipo, debes hacer todo lo posible por minimizar los riesgos y ayudar al equipo a asumir el hecho de que no todo se puede prever. Es mejor fallar rápido y mucho. Los fallos pequeños y frecuentes te ayudan a evitar los más grandes y complicados. Tampoco es que fracasar sea el objetivo, pero sí lo es el aprendizaje que ello conlleva.

2. Da y pide críticas

Las críticas son fundamentales para corregir aspectos sobre la marcha. Cuanto más a menudo las recibas, mejor para todos. Pide siempre opiniones a tu equipo y busca el momento de dar las tuyas. Al estar abierto a las críticas, das ejemplo a los demás para que se sientan cómodos en el intercambio de opiniones. Si todos creen que pueden expresar opiniones sinceras, estarán más abiertos a recibirlas.

Si recibes críticas útiles, ponlas en marcha y reúnete con su autor cuando hayas aplicado sus propuestas. La gente estará más dispuesta a ofrecer opiniones sinceras si creen que realmente importan. Ten en cuenta que las opiniones no solo se tienen que centrar en lo que hay que mejorar. Busca formas de realzar lo positivo siempre que sea posible.

3. Elogia el proceso

Cuando las cosas van bien, es fácil felicitar a las personas responsables, tanto si somos nosotros mismos como si son otros. Pero es fundamental elogiar el proceso que os ha llevado a alcanzar el éxito. De este modo, reforzará la idea para ti y para los demás de que las habilidades se aprenden y no son fijas. Según Carol Dweck: “Si crees que la inteligencia es maleable y algo que se puede modificar con esfuerzo, adoptarás una actitud positiva hacia el trabajo”.

Incluso aunque el proyecto haya sido un desastre total, deberías buscar aspectos que ensalzar del trabajo del personal. Destaca el grado implicación de todos los miembros del equipo, elogia la comunicación y el seguimiento, o incluso dedica unas palabras a la perseverancia del equipo. De este modo, todo el mundo se sentirá fortalecido para seguir intentándolo y centrarse en mejorar.

4. Acaba con el pensamiento de grupo

Cuando el miedo al fracaso aumenta sin control, las personas ocultan sus ideas y opiniones. Se preocupan más de evitar fallar y balancear el barco que de cambiar las cosas para mejorar. Estas actitudes son peligrosas. Sin embargo, las mejores ideas surgen de tener varias entre las que elegir: tanto buenas como malas. Para un intercambio de ideas más eficaz, deja que el personal conciba ideas antes de la reunión. El objetivo es que todo el mundo se presente con varias ideas que poder ir filtrando rápidamente.

Fomenta el pensamiento divergente y evita cerrar los problemas demasiado pronto. Compensa esto con la necesidad de animar al equipo a que conciba ideas más ambiciosas si han admitido algo demasiado pronto. Asigna a alguien la función de abogado del diablo. Haz que la labor de esta persona sea poner pegas a las principales ideas y la integridad del plan. Y recuerda que la diversidad puede ser una de tus mayores fortalezas, así que foméntala siempre que puedas. Asegúrate de que todas las personas implicadas tengan la oportunidad de expresarse.

5. Fomenta el desarrollo personal de los empleados

Como director o responsable del equipo, parte de tu trabajo es dar oportunidades al personal para que aprenda y crezca. Ensalza las habilidades de cada uno de los miembros del equipo y enmárcalas como recursos a los que todos puedan acudir. Esto no solo fomenta la positividad de tu equipo, sino que, además, motiva a todo el mundo a hacer suyas las expectativas más altas y ayudar a los demás.

La formación es una de esas cosas que todos los miembros del equipo deberían compartir. Haz que los integrantes del equipo cuenten lo que han aprendido a los demás de forma habitual, especialmente aquello que hayan aprendido a raíz de los fracasos. Al hacerlo, estarás aprovechando el poder del fracaso para ayudar a todos a crecer y avanzar.

Fracasad juntos y ganaréis juntos

Oficina "más fuerte" de la sede de Wrike

Tenemos 3 valores fundamentales en Wrike: crecer, trabajar y colaborar. Hacer nuestros estos valores nos ha ayudado a cultivar una cultura de crecimiento y a vencer nuestro miedo al fracaso.

  • Crecer
    Desde nuestros más humildes comienzos hasta ahora, contar con una mentalidad de crecimiento nos ha ayudado a superar dificultades y nos ha llevado a innovar todos los días. Establecemos objetivos ambiciosos que nos empujan cada trimestre. Estancarnos no es una opción. Nos esforzamos constantemente para ser mejores.
  • Trabajar
    Aquí no malgastamos el tiempo contemplando todo el abanico de posibilidades que paralizan a tantos equipos. Además, los pequeños reveses no nos detienen. Nos aplicamos y lo damos todo para sacar el trabajo adelante.
  • Colaborar
    Todo el mundo tiene algo que contar y enseñar, y creemos que la colaboración es la clave principal de nuestro éxito. Aprender de las fortalezas de los demás es nuestro modo de conseguir los objetivos. Fracasamos y ganamos juntos.

Parece contradictorio, pero lo mejor que puede hacer un equipo es asumir riesgos. Colaborar, apoyar el crecimiento de los demás y ayudarles a recuperarse de los fracasos han sido estrategias clave para nuestro desarrollo y también pueden transformar a tu equipo. Al liberarte del miedo al fracaso y al adoptar una verdadera mentalidad de crecimiento, estarás tomando la dirección correcta hacia el éxito tanto tuyo como de tu equipo.

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